Son muchas las preguntas que suscita la Comunicación Interna, el secreto está en identificar los nexos de las respuestas.
Haruki Murakami, el eterno candidato al Premio Nobel de Literatura -una de mis debilidades literarias-, después de deleitarnos con una ya extensa obra, publicó en 2010 De qué hablo cuando hablo de correr. El escritor japonés demostró su capacidad literaria aprovechando una de sus pasiones, correr, para contarnos cómo se planteaba sus entrenamientos, cuáles eran sus metas y -aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid- contarnos cómo fluctúan sus estados de ánimo a medida que iba cumpliendo (o no) sus objetivos.
En 2017, cuando se publicó De qué hablo cuando hablo de escribir, de nuevo utilizó un título similar para contar cuáles son los autores en los que se ha inspirado y cómo reacciona ante ideas y sugerencias a la hora de enfrentarse al folio en blanco. De nuevo una excusa que podría parecer peregrina, la aprovechó con maestría para volcar una serie de opiniones y «consejos» que me parecen muy pertinentes.
En estas fechas de comienzo de año cuando uno reflexiona sobre qué pasó el año recién terminado y trata de anticiparse a lo que pasará el que acaba de comenzar, pensaba en qué ha habido de nuevo en materia de Comunicación Interna y qué habrá en los próximos meses. El año pasado la pandemia condicionó todo y la Comunicación Interna no iba a ser menos.
En 2020, los profesionales de esta materia tuvieron que adaptarse a un entorno nuevo, el trabajo a distancia, y con una tarea fundamental, tranquilizar y motivar a equipos remotos. También a los presenciales, pero esos estaban más cerca.
En 2021 se produjo una paulatina vuelta a los centros de trabajo, que hubo que ir gestionando para no generar posibles agravios comparativos entre quienes nunca pudieron trabajar desde casa y los que sí lo pudieron hacer, entre los que los ERTE habían dejado durante un tiempo en el banquillo y también entre los que empezaban a estar quemados de trabajar en casa. Con el paso del tiempo casi volvemos a las andadas del año anterior.
Momento de reflexión y búsqueda
Creo que este es un buen momento para hacerse unas cuantas preguntas y buscar muchas respuestas. Si la comunicación es una actividad humana elemental que ni siquiera necesita palabras, la comunicación en momentos de cambio como los que estamos viviendo es fundamental. No olvidemos que se han unido dos crisis importantes, la que venía impulsando la digitalización y la que ha impuesto la pandemia, acelerando el proceso de cambio en las formas de trabajo.
La Comunicación Interna, formal o informal, escrita o no, tiene ante sí el reto de reformular sus objetivos. Su papel es fundamental y nadie lo discute, pero al ser una actividad transversal y que afecta a muchos públicos (incluidos los externos) está sometida a un duro escrutinio. Unos quieren transmitir información, pero se quejan de que a veces no es creíble. Otros demandan esa información, pero no siempre consideran que sea fiel a la realidad. Algunos están en tierra de nadie, necesitan nutrirse desde arriba pero al tiempo deben generar hacia abajo. Todos, a la postre, son generadores y receptores.
Con todo, creo que las cosas son más sencillas de lo que parecen y seguramente el secreto estará en volver a los básicos. Las preguntas claves son: ¿qué debemos plantearnos?, ¿qué queremos comunicar?, ¿qué quiere transmitir la empresa?, ¿qué quiere saber la gente? Las respuestas a cada una de estas preguntas son distintas, pero si somos capaces de encontrar los lugares comunes estaremos en condiciones de saber de qué tenemos que hablar cuando hablamos de Comunicación Interna.
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