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    Tu gran oportunidad para convertir en normal lo excepcional

    El 2020 ha estado lleno de situaciones excepcionales. ¿Seremos capaces en 2021 de convertir en normal lo excepcional?

    Tu gran oportunidad para convertir en normal lo excepcional

    El reinicio de la actividad es un buen «momento de la verdad» para ratificar nuestra política de transparencia

    Cada vez que se recupera la actividad después de un lapso más o menos largo de tiempo es una buena oportunidad para recapitular sobre lo hecho y sobre cómo se puede mejorar. El cambio de año, el regreso de las vacaciones o el comienzo de un nuevo ejercicio, cuando esto sucede a lo largo del año natural, son buenas ocasiones para repensar procesos, reorganizar estructuras o dar comienzo a nuevos proyectos. Eso sin contar la cantidad de buenas intenciones con las que muchos nos reincorporamos a nuestros puestos de trabajo. Son buenas excusas para hacer un punto y aparte en el devenir de la organización.

    Hace poco hemos dado comienzo a un nuevo año y, por tanto, estamos ante una de esas buenas oportunidades. Además, si tenemos en cuenta que salimos de un año en el que se ha producido una enorme sucesión de cambios, con más motivo.

    El cambio más importante ha sido sin duda el de la forma de trabajar. El teletrabajo ha llegado de repente y hemos tenido que asumirlo sobre la marcha, independientemente del grado de preparación tecnológica y organizativa que tuviera la empresa y al margen de que sea algo que nos gustara más o menos.

    Desde el punto de vista de la comunicación, y más concretamente de la comunicación interna, este cambio ha supuesto una gran oportunidad para hacer de la necesidad virtud.

    Ya sabemos que la tecnología nos permite gestionar lo urgente con eficacia y centrarnos en lo importante. Lo rutinario, lo repetitivo, lo que hay que hacer bien pero aporta poco valor (pagar la nómina puntualmente, gestionar las vacaciones, controlar los cambios en las situaciones personales) debe estar en manos de la tecnología, que además evita errores. Lo importante (selección, formación, compensación, promoción) siempre debe estar apoyado por la tecnología pero depende en buena parte de las políticas que se establezcan, de los criterios de los mandos y del desempeño de las personas.

    Como sabemos, todo comunica, lo que hacemos, lo que no hacemos y cómo hacemos lo que hacemos.

    Como sabemos, todo comunica, lo que hacemos, lo que no hacemos y cómo hacemos lo que hacemos.

    Quizá la prioridad sea saber qué es lo que más interesa a las personas y qué es lo que más interesa a la empresa. La clave está en que la parte común de estos dos ámbitos sea lo más grande posible. A priori a las personas les interesa la estabilidad, la calidad y seguridad en el trabajo, progresar en su desarrollo profesional y en su crecimiento personal y saber que tienen a alguien que les apoya. Todo esto suele depender de la empresa.

    Por su parte, a la empresa le interesa su continuidad (rentabilidad, competitividad, sostenibilidad, reputación), que las personas den de sí todo lo que puedan y que lo hagan con la mejor predisposición, que «vistan la camiseta» con orgullo y que consideren a sus empresas el mejor lugar para trabajar. ¿Todo esto cómo se consigue? La respuesta es evidente: mediante la comunicación (interna).

    Una empresa que tiene automatizados todos sus procesos de Recursos Humanos transmite (comunica) que quiere hacer bien lo que tiene que hacer bien dejando espacios para la gestión del talento. La empresa que cuenta con canales rápidos y eficaces de comunicación interna (chats departamentales, repositorios de documentos, agendas compartidas, organigramas o directorios de mandos) transmite (comunica) que su filosofía es la de la transparencia.

    Una empresa que a pesar de haberse vista obligada a «mandar a casa» a todos sus empleados, haciendo que conviertan sus domicilios en oficinas adaptando rutinas y horarios, que mantiene líneas permanentes de comunicación, reuniones virtuales y acceso a toda la información necesaria para llevar a cabo el trabajo y cubrir las necesidades personales lo que transmite (comunica) es que no ha abandonado a sus empleados y que sigue pendiente de hacer equipo.

    En suma, el reinicio de la actividad es un buen «momento de la verdad» para ratificar nuestra política de transparencia o para intensificarla. Parece que después de mucho tiempo hablando de digitalización y nuevas formas de trabajar alguien ha decidido que o se hacía de un día para otro o no se hacía. ¡Y se ha hecho! Durante 2020 hemos vivido en la excepcionalidad, en 2021 debemos convertir en normal lo excepcional.

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