La comunicación interna debe convencer a las personas de la necesidad de adaptarse al cambio
Uno de los comportamientos más típicamente humanos es la resistencia al cambio. Pese a la gran capacidad de las personas para adaptarse a las nuevas situaciones ante un cambio siempre se da cierta resistencia. Nos incomoda salir de nuestro círculo de confort (¿bienestar?) que, muchas veces, no es más que la situación que vivimos, aunque no sea demasiado cómoda. Pero, la incertidumbre del cambio genera inquietud.
En 2020 nos vimos obligados a cambiar y, además, a hacerlo sin pensarlo, de repente, sin alternativa. Esa realidad no significó que no existiera resistencia al cambio. Lo que sucedió es que tuvimos que asumirlo de un día para otro, aunque eso no signifique que lo hayamos aceptado.
En situaciones como esta, y salvando todas las distancias, se ha dado una situación similar a la que supone la pérdida de un ser querido. Las fases por las que atravesamos son ciertamente extrapolables a las definidas por la mayoría de los psicólogos: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Lo que sucede es que en el ámbito laboral todas estas etapas se han producido casi simultáneamente y es ahora cuando empezamos a resistirnos y estar indignados con un cambio que ya es imparable y que, posiblemente, nos haya dejado un poco descolocados.
Llevamos años hablando de los procesos de digitalización y cuando ha llegado el momento nos hemos encontrado con que unas empresas estaban preparadas técnicamente y habían preparado a sus personas, otras estaban en una buena situación, pero no habían establecido protocolos de funcionamiento ni habían formado a su plantillas y otras (posiblemente las más) no estaban preparadas técnicamente ni habían puesto en guardia a sus equipos humanos.
En esta situación la comunicación interna ha tenido que asumir la responsabilidad de «convencer» a las personas de la necesidad de adaptarse al cambio y de hacerlo de la forma más positiva posible. Celia Ortíz-Montijano, Talent Branding Manager de Omnicon Public Relations Group, intervino en la pasada edición del prestigioso festival Cifest 2020, centrado en la innovación en comunicación y celebrado, obviamente, de forma telemática, centrándose en dar sus consejos para tener éxito ante ese gran reto: adaptarse al cambio.
A su juicio las estrategias deben seguir tres pasos: empatizar, anticipar y normalizar. Empatizar es ponerse en el lugar de los demás, meterse en sus zapatos que dicen los anglosajones. Y hacerlo entendiendo que el ritmo de adaptación al cambio depende de cada persona. Cada uno lleva su ritmo y eso hay que entenderlo y aceptarlo. En su opinión el análisis que deben hacer los responsables de la comunicación interna debe seguir, al menos, varias etapas de la llamada curva del cambio. A saber: sorpresa, rechazo, miedo, reflexión y aceptación.
Según Celia Ortíz-Montijano, la segunda fase de anticipación debe apoyarse en las tradicionales herramientas de comunicación, pero con la colaboración indispensable de la red de líderes (prescriptores internos, mandos intermedios) y obedeciendo a una estrategia de comunicación segmentada. La última etapa, la de normalización, es lograr que el cambio suceda (entre otras cosas porque es inevitable). En palabras de esta experta, la capacidad de adaptarse al cambio tiene un objetivo claro: sobrevivir. Pero, no tomemos esta conclusión en un sentido fatalista. Más al contrario, el cambio a veces es muy lento y otras veces es muy rápido, pero siempre es, siempre sucede, y no vamos a poder pararlo.
Por tanto, lo mejor es ayudar a que el cambio ocurra, tratar de adaptarlo a nuestros intereses, hacer lo posible por modelarlo en función de nuestros intereses. Así lograremos que el cambio ‘pase’, pero no ‘nos pase’ por encima, sino que seremos capaces de conducirlo, de cabalgar la ola del cambio.
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