No dejes pasar la oportunidad de quedar bien a la primera
Una política de Recursos Humanos integral incluye a los empleados, pero también a otros colectivos: potenciales empleados (personas que por su perfil podrían incorporarse a la empresa en un futuro), candidatos (personas que participan activamente en procesos de selección), candidatos descartados (personas que después de pasar por un proceso de selección no son seleccionadas), público en general (personas que valoran las políticas de recursos humanos a la hora de tomar decisiones de consumo), ex empleados (personas que han salido de la empresa por diversas causas: despido, prejubilación, jubilación) o competidores (personas de otras empresas que van a comparar las políticas de recursos humanos con las de sus organizaciones a la hora de competir por el talento).
En función de los criterios que tomemos para segmentar estos colectivos su número puede ampliarse indefinidamente. Pero, todo ellos tienen algo en común. Son colectivos que van a ser receptores de los mensajes que emita la empresa y de, de una u otra forma, pueden influir a la hora de tomar decisiones: presentar su candidatura, elegir donde trabajar, comprar determinados productos o servicios, convertirse en promotores (recomendar) o detractores (hacer justo lo contrario).
Por esa razón es tan importante actuar de forma adecuada y coherente en materia de gestión de personas como utilizar (en el mejor sentido de la palabra) a cualquiera de estos colectivos como portavoces positivos de la imagen de marca de nuestra empresa. En todos ellos se dan momentos de la verdad que podremos controlar solo indirectamente pero que pueden apuntalar o no nuestra reputación corporativa.
Pero, sin duda, el colectivo prioritario es el de los empleados, las personas que tienen relación contractual con la empresa y cuyo conocimiento de las políticas de gestión de personas es mayor porque son sujetos pacientes de las mismas. Me decía un jefe que tuve que sólo hay una oportunidad de quedar bien a la primera. ¡Qué razón tenía! Lo digo por el caso de las personas que se incorporan a las empresas. No podemos hacernos una idea de lo que puede marcar la trayectoria de un empleado su primer día de trabajo.
En muchas ocasiones nos hemos encontrado con que llega alguien y no sabe dónde se va a sentar, si dispondrá de ordenador o tendrá que esperar unos días o cuando le dedicarán algún tiempo esos jefes o compañeros con los que va a convivir pero que están tan ocupados que no le prestan atención en ese su primer día.
Todo ha cambiado…, para mejor
Hoy esto ha cambiado notablemente, pero sigue siendo importante el proceso de acogida. Hace poco el director de Recursos Humanos de una compañía se excusaba por salir antes de finalizar de una reunión on-line en la que estaba participando porque tenía que recibir a un nuevo empleado. Qué decisión más acertada.
Cada vez hay más empresas que tienen un protocolo estricto para llevar a cabo la acogida de un nuevo empleado y lo cuidan. Días antes de incorporarse al puesto de trabajo envían al domicilio de su nuevo empleado un kit de bienvenida que incluye la tarjeta de acceso (si es el caso), manuales de procedimiento, documentos sobre la historia y productos de la empresa, el portátil con el que van a trabajar y, cada vez con mayor frecuencia, el acceso a la app de comunicación interna. Además, el día de su incorporación es un día importante en el que se le recibe en la puerta, se le acompaña a visitar las oficinas o instalaciones, se celebra alguna reunión y -por supuesto- se le invita a un café de máquina. En paralelo, muchas compañías se hacen eco de la incorporación en sus canales internos de comunicación para que el resto de compañeros vayan conociendo a los nuevos miembros e incluso puedan llegar a saludarle por su nombre desde el primer momento.
Los procesos de acogida son el primer paso de un viaje profesional que puede ser muy largo y no hay nada como empezar con buen pie. Tenemos que comunicar desde el primer momento a nuestros nuevos empleados que son importantes para nosotros y que queremos que se sientan importantes en la organización a la que se incorporan. Porque cada uno es -o debe ser- importante en la posición que ocupa en la empresa. Todos deben ser conscientes de que su participación es relevante.
El hecho de que en muchas empresas se trabaje en remoto no descarta que se mantenga una comunicación fluida con los nuevos empleados desde el primer momento, que se les convoque a reuniones on-line con sus compañeros o incluso que se busquen momentos para pequeñas tomas de contacto presenciales. Y en el caso de las empresas con actividad necesariamente presencial lo dicho cobra más importancia porque el contacto personal refuerza los vínculos afectivos.
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